Orquídeas subterráneas.

La primera orquídea subterránea, Rhizanthella gardneri es una especie muy poco común que está en peligro de extinción debido a la continua destrucción de su hábitat natural, en el oeste de Australia. Es una planta sin hojas y tiene un tubo que termina en una cabeza, y la flor permanece bajo tierra toda su vida.


Al no poder realizar la fotosíntesis, y nutrirse como las demás plantas, se une al arbusto Melaleuca uncicata a través de un hongo para recibir sus nutrientes y desarrollarse sin problemas. Esta orquídea convierte los nutrientes y el agua en la energía que necesita para poder crecer y vivir. Entre los meses de mayo y junio se da su floración, por grupos de entre 8 y 90 flores minúsculas que miden unos 3 centímetros y que surgen a través de la superficie de la tierra.
Orquídea subterránea
Esta orquídea se reproduce de forma vegetativa, aunque se piensa que su polinización la hace gracias a pequeñas moscas e insectos que se sienten atraídos por su fantástica fragancia. Cuando se poliniza, tarda unos seis meses en madurar, aunque depende del entorno en el que esté ya que no hay actualmente muchos ejemplares maduros que vivan en su hábitat natural.
Debido a su rareza, no se pueden recolectar muchos ejemplares para poder investigarlos y descubrir cómo plantarlas de forma individual en un jardín o invernadero. Además de esta especie, que es la principal y más bonita, existen otras dos que se llaman orquídea subterránea del Este y orquídea subterránea de Lamington. En ambos casos también se utiliza el mismo sistema para poder conseguir los nutrientes y poder enraizar y desarrollarse.

El año pasado, unos científicos de la Universidad de Australia Occidental demostraron, usando marcadores radiactivos, que esta insólita orquídea obtiene todos sus nutrientes parasitando a hongos asociados a las raíces de ciertas plantas.
 A pesar del hecho de que ésta es una orquídea completamente subterránea que no puede realizar fotosíntesis y no tiene partes verdes, todavía conserva los cloroplastos, los orgánulos vegetales en los que tiene lugar la fotosíntesis.

En comparación con las plantas normales, esta orquídea ha perdido el 70 por ciento de los genes en el cloroplasto. Con sólo 37 genes, constituye el genoma más pequeño de todos los genomas de cloroplastos conocidos en las plantas. Se sabe que el genoma del cloroplasto codifica para otras funciones además de la fotosíntesis, pero resulta difícil estudiar estas funciones en las plantas normales.
Rhizanthella gardneri
Los resultados de esta investigación son importantes para conocer mejor la pérdida de genes en otros organismos parasitarios, como por ejemplo, el parásito Plasmodium que causa la malaria, o paludismo.

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